Cuando tienen que cambiar de escuela

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Mudar a los hijos de colegio no es una decisión fácil. Conozca cuáles son las pautas para elegir una institución adecuada y cómo ayudarlos en su adaptación.

Como toda situación nueva y desconocida, el cambio de escuela despierta ansiedades en los niños.

  • Es importante que el niño que cambiará de escuela conozca el motivo por el cual concurrirá a otra institución.
  • Resulta beneficioso para el niño poder acercarse a la nueva escuela; conocer el edificio, sus futuros compañeros y también al/la docente. Existen escuelas que implementan actividades de integración previas al ingreso de un nuevo alumno.
  • Otro detalle importante es que el niño pueda sentir que no perderá a sus viejos compañeros. Hay que explicarle que puede mantener contacto con ellos aunque no sigan yendo al mismo colegio.
  • Compartir con los nuevos compañeros actividades extraescolares es también un factor que contribuye a brindarle seguridad al niño.
  • Fundamentalmente, la adaptación del niño al nuevo establecimiento dependerá en gran medida de cómo los padres vivan ese cambio y lo transmitan a su hijo. Es imprescindible acompañarlo, mantener un diálogo fluido y que el chico sienta que puede confiarle sus dudas y temores a los padres y que juntos pueden reflexionar sobre lo que le sucede.
    Una mudanza, dificultades económicas o el hecho de que una institución no abarque la totalidad de los ciclos son las razones más frecuentes que llevan a los padres a cambiar a los hijos de colegio. El grado de anticipación con que fue previsto el cambio y la actitud de los padres frente a él podrán dificultar o favorecer la adaptación.
  • Ante toda situación nueva se debe enfocar lo positivo: la posibilidad de tener nuevos amigos y aprender cosas diferentes.
  • La elección del colegio y la decisión de cambiar competen exclusivamente a los padres, aunque también debería tenerse en cuenta la opinión de los hijos. No todos tienen las mismas necesidades e intereses.
  • En el caso de los adolescentes, si bien no corresponde que elijan ellos el establecimiento, pueden decidir la orientación.
  • Hay chicos que necesitan una enseñanza más personalizada porque son introvertidos o más inmaduros y, aunque la opción educativa más completa parece ser la enseñanza bilingüe, no todos están preparados para tener una doble jornada. Si se los recarga de tareas llegan a fin de año estresados y no rinden en la escuela. La sobreexigencia también afecta su humor y dificulta la comunicación con los padres.
  • Los cambios son difíciles a cualquier edad, aunque los más chicos parecen adaptarse más fácilmente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que a veces tienen menos posibilidades de expresar su desacuerdo.

La prioridad son los chicos

  • A veces se decide el cambio no por problemas de los chicos sino por comodidad de los padres, ya sea por el horario, la cercanía de la escuela al trabajo o porque se llevan mal con la maestra y, en este sentido, el cambio resulta negativo.
  • Cuando hay dificultades de aprendizaje o de conducta, cambiar de establecimiento es una alternativa para solucionar el problema.
  • No se aprende sino donde se está cómodo. Hay casi un tipo de colegio para cada clase de personalidad y de familia. A un chico que vive en forma humilde le va a costar mucho adaptarse a un colegio si sus compañeros vienen de familias con alto poder adquisitivo, así como a los chicos con dificultades en el aprendizaje o introvertidos les va a costar integrarse a una clase numerosa.
  • El escenario ideal para el cambio es el que se prevé con anticipación, porque otorga tanto a los chicos como a sus padres más tiempo para adaptarse. Hasta hace unos años, todas las inscripciones en las escuelas se hacían antes de fin de año, pero con la mayor oferta de colegios, ahora algunos padres se demoran hasta marzo porque saben que hay vacantes. En cualquier caso, los chicos deben conocer su futura escuela, visitar el aula y, si es posible, contactarse con los maestros y compañeros, respirar el ambiente.

El primer día en la escuela nueva

  • Es difícil para los adolescentes y para los más chicos. Hay que ayudarlos para que no se sientan extraños y esto se logra atendiendo aspectos que parecen menores, pero que muy pocos padres cuidan, como llegar a horario o llevar el uniforme y los útiles completos. Cualquier detalle que falte o llame la atención lo hará blanco de todas las miradas cuando el chico sólo quiere parecer del lugar.
  • Algunos establecimientos ayudan más que otros a la adaptación, poniendo sobre aviso a los profesores y alumnos de la llegada de compañeros nuevos e incluyéndolos en las actividades y fiestas escolares, aun antes del comienzo del nuevo ciclo lectivo. Con esto se aseguran una cálida y necesaria bienvenida.

 

Fuente: http://www.mia.uol.com.ar

Asesoró: Lic. María del Carmen Salcedo