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El inicio del ciclo lectivo, particularmente cuando se trata de un nuevo nivel de enseñanza (empezar la primaria, la secundaria, ni que hablar cuando se trata del inicio del jardín de infantes) despierta mucha ansiedad no sólo en los chicos, sino también en los padres. Pero el “empezar” las clases representa a su vez una oportunidad: la de fortalecer la relación de la familia con la escuela.
Si ambas partes logran constituir una alianza sólida, basada en el mutuo apoyo, la comunicación, la responsabilidad y la confianza, podrán acompañar y resolver muchos de los problemas por los que transitan sus hijos en el colegio.
A continuación se proponen algunas orientaciones para tener presentes al comenzar el ciclo lectivo:
Preparándose para la escuela
• Resulta conveniente establecer una rutina, tal como acordar un horario para irse a dormir y despertarse para poder cumplir con las horas de sueño necesarias y fijar una práctica que ofrezca seguridad a los chicos.
• Para los chicos que tendrán que viajar solos por primera vez, resulta útil practicar viajar en colectivo o en subte con ellos, de forma tal de que se vayan familiarizando con el recorrido y conociendo algunas cuestiones vinculadas a su seguridad.
• Preparar las cosas la noche anterior. El establecimiento de una rutina supone también que de a poco los chicos se acostumbren a preparar la ropa, los materiales y la mochila la noche anterior. Esto permite que tengan que “correr menos” la mañana siguiente.
Frente a un cambio de colegio
• Hablar sobre eso. Alentar a que los chicos compartan sus ansiedades, expectativas y temores frente al primer día en un lugar distinto. Explicarles, particularmente si se trata del inicio del jardín de infantes o primeros grados de primaria a donde van a ir, que es lo que van a hacer y por cuanto tiempo; responder preguntas que puedan generar temores acerca de cómo será ese primer día en la escuela o jardín nuevo; y enfatizar las cosas que van a realizar que puedan disfrutar.
• Recorrer la escuela antes del primer día. Resulta conveniente que el primer día de clases no sea el primer momento en que el chico conoce la escuela. En la medida en que sea posible, sería bueno que conociera también al directivo y a algún docente.
• Conocer a algún amigo. Si fuera posible, resulta conveniente que conozca a algún compañero antes del primer día de colegio.
Al finalizar ese primer día es necesario dar lugar a que los chicos cuenten sobre lo que pasó en la escuela, escucharlos e interesarse por eso es un modo de demostrar que como padres lo acompañan, entienden, y sostienen de algún modo frente a las distintas situaciones que transita.
Pero una vez que se produce el ingreso a la educación formal es tarea de los padres seguir acompañando a la institución educativa elegida y a los chicos, en el proceso de escolarización los chicos, apoyándolos, estimulándolos, desafiándolos y dándoles una formación integral que excede los limites de la institución educativa en la cual los inscriben.
Las familias forman parte de la construcción del vínculo escuela–familia. No se trata de una política de la institución en relación a los padres de sus alumnos, ni de una característica de una comunidad que la escuela deba aceptar como dato de partida. Como toda relación, se construye con cuidado, con paciencia y con algunas reglas claras. Un buen modo de entender la relación entre la escuela y las familias es, entonces, comprender los beneficios, los derechos y las obligaciones de cada uno. El periodo de inicio es una instancia de fundación en esta alianza y es por ello que merece atención especial.
En ese sentido, y para poder fortalecer la tarea de la escuela durante el año es útil identificar que esperan las escuelas de los padres. Esto podría resumirse en los siguientes apoyos: a) Apoyo en las exigencias rutinarias: cumplir con aspectos formales tales como la presentación personal, asistencia y puntualidad, cumplimento con materiales pedidos , asistencia a reuniones de padres; b) Apoyo en el trabajo escolar diario: reforzar los contenidos trabajados en clase, proveer diversidad de materiales de consulta, cumplir con las tareas y fomentar hábitos de estudio; y finalmente c) Apoyo emocional y afectivo: establecer una buena comunicación y apoyar desde el afecto, el juego y las actividades compartidas.
Algunas cuestiones concretas en las que se ponen de manifiesto estos apoyos de la familia a la escuela elegida pueden ser las siguientes:
• Establecer hábitos de estudio: buscar lugar y ámbito adecuados, revisar cuadernos y tareas diariamente, acompañarlos cuando presenten dificultades, estipular un horario, estimular la organización del tiempo y los materiales).
• Fomentar la responsabilidad y la autonomía: darles herramientas y acompañarlos, sin hacer las cosas por ellos ni controlar excesivamente sus acciones, permitirles equivocarse para aprender de los errores, atravesando por frustraciones que los ayudan a crecer.
• Evitar que falte al colegio por razones injustificadas.
• Mantener informado al colegio de cualquier cambio que pueda afectar su progreso y desempeño escolar.
• Asistir a reuniones y actividades convocadas por la institución.
• Mantener un dialogo cotidiano y fluido con los docentes y directivos para conocer los avances, dificultades y novedades en la educación de sus hijos
• Proveer un ambiente familiar calido y de apoyo.
• Asegurar que su hijo duerma las horas adecuadas para su edad, que coma de manera balanceada, que concurra al colegio en horario y que lleve los materiales necesarios.
Alejandra Scialabba
Diéresis Consultoría en Educación
Co-autora del libro “Que escuela quiero para mi hijo”
www.dieresisconsultora.com